La Gota y Santiago
Había una vez un niño llamado Santiago, que le gustaba mucho jugar con pistolas de agua y globos, no cuidaba el agua, la desperdiciaba mucho, dejaba el agua corriendo cuando se bañaba, al lavarse los dientes y las manos, pero lo que no sabía que una gota parlante, llamada Luisa, lo observaba todo el tiempo.
En una ocasión en la escuela fue
al baño y al lavarse las manos olvidó cerrar la llave y en el baño descubrió
que alguien le hablaba y se asustó al darse cuenta que la voz salía de la
llave, era la gota Luisa, y le dijo: “Oye Santiago olvidaste cerrar la llave
otra vez”. Él le contestó: “Espera las gotas de agua no hablan, sólo sirven
para jugar”.
La gota respondió: “Las gotas de
agua no sirven para jugar y además, soy una gota especial, así puedo hablar y
moverme de un lado a otro cuando yo quiera o me plazca”.
Santiago dijo: “Esta bien, cerraré la llave”.
Al llegar a su casa se dio cuenta de que ya no había agua potable para bañarse o para lavarse las manos, de pronto ocurrió un gran incendio, estaba solo encerrado y lo más importante no había agua para apagar el fuego.
Santiago dijo: “Esta bien, cerraré la llave”.
Al llegar a su casa se dio cuenta de que ya no había agua potable para bañarse o para lavarse las manos, de pronto ocurrió un gran incendio, estaba solo encerrado y lo más importante no había agua para apagar el fuego.
Santiago no sabía qué hacer y
estaba todo prendido en llamas, asustando en un rincón, en eso llegó Luisa la
gota y empezó a esparcir agua por todos lados apagando toda la casa, salvando a
Santiago.
Desde ese momento Santiago
aprendió a cuidar el agua porque en cualquier momento la podemos necesitar y
que sin ella no podemos vivir.
Anónimo.
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